sábado, 30 de mayo de 2009

*Cronicas de Bruno Del Breñal.

En la crónica que escuchamos me imagine al que la estaba contando, un saltimbanqui, estaba vestido como bufón de las épocas antiguas, y de las expresiones que hacia con su cara cuando hablaba y de lo ademanes que hacia. Cuando hablo de una boda pensé que fue en un castillo y todos estaban vestidos con ropa de esa época. La que mas me gusto fue, de cómo el que ignora aprende que decía:


Osea que... ¿Sabe o no sabe?
-dije yo con impaciencia-.
Si sabe usted y lo olvida,
¿cómo sabe que lo supo?
Y de otro modo, si no sabe...
¿qué le enseñará a la audiencia?
Me miró con una duda
más profunda que la mía
y me preguntó:
-¿Qué dijo?
¿Cómo dice que decía?
Y entonces al sinvergüenza
dije en tono presumido:
-Se le olvidarán las cosas
porque no las ha sabido.
La gente aguardó expectante,
e ignorando mi ofensiva citó
bajando la voz y de forma reflexiva:
-Sólo sé que no sé nada...
Sólo sé que nada sé...
Pero si alguien sabe menos,
siempre puede ser usted.
Más permítame decirle
que nadie nació sabiendo
y que es cuestión de ir aprendiendo
y que yo le explique...
Conque guarde usted silencio
y no interrumpa con sus obistes.
Me dijo paternalista
y de manera socarrona,
como aquel que guiña el ojo
cómplice de otra persona.
Pero a mí no me engañaban
sus maneras profesoras
y urdí desenmascararle
aunque perdiera diez horas.
Por su parte el saltimbanquis
afinaba una guitarra
que igual pulsaría hábilmente,
y yo me dije:
'Solo aguarda a que se descuide
el demente'.
Pero inició una tonada
triste, lánguida y doliente,
la que llevaba por nombre:
'El insecto, el pájaro...
-y pensé que era muy larga
cuando le agregó-...
¡Ah! y el hombre'.
Y sentenció:
-Sepan qué pasa...
aunque a veces les asombre.
En esta pagina se puede ver el vídeo y escuchar la crónica:

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